Me conoce

Me conoce

Conozco
un pájaro de misterio
que canta por las noches
que duerme sobre una bombilla
que conoce el océano
que tiene su nido
que desaparece
que piensa en mí.

Él me conoce.
Él no duerme.
Él no canta.
Él no tiene nido.
Él no come nunca.

Por las noches
picotea mis ojos
y me despierta,

durante el día
apaga la luz de mi bombilla,

cuando va a comer
me hace señas y le sigo.

Pero yo no tengo cabeza de pájaro
ni cuerpo de pájaro
ni sitio para él,
sólo lumbre de verano en un chozo
vestido de verano y sin ventanas.

El pájaro acaba de traer un mensaje
que dice:
«Sigue hablando de mí.»

Y acabo,
para no ser pájaro de verdad.

Pureza Canedo (1946, Cáceres, España); Celda verde, Editora Nacional, 1971

Depuración

Depuración

Alguien
va a pasear los ojos
por estos versos.
No sabe de mí
habrá padecimiento
confusión
destierro
porque eso es crear.
Crear a dos.
Ciegos,
sin saberse tumulto.

Pero no tengo fe
en esos ojos
si no me arranca tela
y nace lo sin límite.
Vértice más vértice
de territorio
imperfecto
mi ofrecimiento
en vilo.

Alguien
pasea sus ojos
por estos versos.
En aproximación
a la materia
de lo vivo.
Nunca se sabe
qué hacer
ni cuál es la oculta
depuración
que ilumine
el lugar inacabado
de la compañía.

En su conflicto
de conjugación
el poeta duda si acoger
a quien le lee
por haberse atrevido
a descifrar
algún acoplamiento
de conciencias.

Pureza Canelo (1946, Cáceres, España); A todo lo no amado, Ed. Plaza y Janés, 2011

El verso

El verso

Es un coloquio
que me bebe;
no me orienta,
me adentra,
responde a mi ceguera
y acaba perdonándome en su rostro.
Me trae fortunas heredadas,
abrazos de otros, leyendas visibles,
invisibles, rectas de la muerte,
volutas del momento,
tormento, cántico rodado de hace mucho:
el verso.

Resbala del pelo a la garganta,
me hace tropezar de veras,
guiña su ojo
tiende el mar
y yo me tiento.

El verso es un ojo
pensado para ciegos,
para mí,
un caballo al fondo
volver a casa
y encender la lámpara del miedo,
del miedo o la pregunta.
Tanto
me estrecha la cintura,
se escapa de mis brazos,
me adentra en la campana del llanto,
oros con llanto, del din don,
en la plegaria.
Y coge mi mano recién hecha
al vacío
y no me deja en paz
aunque lo mate.

El verso
puede con mi vida
sin pedirme permiso para la muerte.

Pureza Canelo (1946, Cáceres, España); Habitable (Antología poética), Ed. Renacimiento, 2019

Poema de cuando estudio matemáticas bellas

Poema de cuando estudio matemáticas bellas

Aquí hay que piar
porque esto es una gran tormenta.
El cielo negro en marzo es una tarde
de domingo tan vivo y chocolate en casa.
Nuestra suma da esos resultados
y digo que el operador es
neutro, enamorado del verso
que no romperá sus plumas.
Pero si el resultado llega a cinco
le restarás cinco y dirás que la resta
es lo que queda. Y sigue.
O comprueba si ha aparecido un amor,
una mancha que sea tu propio inverso,
soledad.


Pureza Canelo (1946, Cáceres, España), Cuatro poéticas, Ed. Pre-Textos, 2011