Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

soledad (Página 3 de 3)

El mensaje

El mensaje

El que se va deja su palabra;
alguien la recoge de la página,
se la lleva al oído,
oye el mar,
el susurro de plata de los peces
esquivando las algas;
la suspende en el aire,
se transparenta el horizonte,
las columnas de polvo vibrando
en el calor del África,
el vértice de azúcar del Aconcagua,
las nubes blancas en el cielo de la pampa
sobre los caballos cimarrones;
la apoya contra el pecho,
oye el tam tam lejano de su corazón,
la cifra del mensaje.

Aurora Bernárdez (1920-2014, Argentina); «La tarea de escribir y otros poemas», en El libro de Aurora, Ed. Alfaguara, 2017.

Flamenco

Flamenco

De la tierra,
esa música viene de la tierra,
viene de la contienda, del asalto,
del oscuro atropello
de las arterias del planeta.
Viene de la preponderancia del fuego,
del confuso lenguaje de los yacimientos,
del desconsuelo de los minerales.
Esa música es ciega como las raíces
y es terca como las semillas.
Sabe a tierra como la boca de un cadáver.
Viene y es de la tierra:
redobla la geología.
Esa música es parda como la corteza,
compacta como los diamantes.
No dictamina:
solo muestra la voraz certidumbre de lo vivo,
el vértigo que va desde el sustrato
a la calamidad que grita.
Esa música narra el agujero
que delata en los hombres su ascendencia.
Esa música es todo ese agujero,
un sordo abismo que reclama
la primer soledad,
lo primer llanto en la primera noche.

Francisca Aguirre (1930, Madrid, España); La otra música, Ediciones de Cultura Hispánica, 1978. Extraído de Detrás de los espejos (Antología 1973-2010), Ed. Bartleby Editores, 2013

Espera

IN MEMORIAM

Espera


Y tú me dices
que tienes los pechos vencidos de esperarme,
que te duelen los ojos de tenerlos vacíos de mi cuerpo,
que has perdido hasta el tacto de tus manos
de palpar esta ausencia por el aire,
que olvidas el tamaño caliente de mi boca.

Y tú me lo dices que sabes
que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,
de golpear mis labios con la sed de tenerte,
de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
una nueva manera de rescatarte en besos
desde la ausencia en la que tú me gritas
que me estás esperando.

Y tú me lo dices que estás tan hecha
a este deshabitado ocio de mi carne
que apenas si tu nombre se delata,
que apenas si eres cierta
en esta oscuridad que la distancia pone
entre tu cuerpo y el mío.

José Manuel Caballero Bonald (1926, Jerez de la Frontera, Cádiz – 2021, Madrid), Las adivinaciones, 1952. Extraído de Selección natural, Ed. Cátedra, 1983. Edición del autor.

Estrella fugaz

Estrella fugaz


Hay una tristeza inherente a las cosas
que las hace bellas
y no quiero llegar a comprender nunca.

Hoy he tenido un sueño triste
y he despertado en una cama carente de nada,
en unas sábanas blancas y tristes,
y en el balcón mis plantas me miraban tristes.

He salido a la calle y era pronto.
Los domingos por la mañana
Madrid se pone más bonita que nunca:
pasearla así ha sido como ver una estrella fugaz,
y me ha parecido todo tan triste
que me he puesto la canción más triste de mi cabeza
y he deseado la soledad.

Me he acordado
de todo lo que he olvidado
y he maldecido el paso del tiempo por un momento;
después he leído que la mujer de Cortázar
tenía los ojos azules y apenados,
y el mundo me ha parecido algo más sencillo,
pero también más triste.
Los fantasmas también quieren flores,
pero la gente solo tiene miedo.

He visto a una pareja sentarse separada
en el metro
con los ojos a un centímetro de distancia,
a una niña reírse a carcajadas de una verdad,
dos manos besarse en una terraza,
una tierra abandonada a través de una ventana
y a alguien pensar en otra vida,
y me he puesto triste
al verme en todos ellos.

Después,
he vuelto a casa,
a mi refugio blanco y triste,
a mi paz en calma culpable,
al fin de cada comienzo,
y te he mirado tranquila y bella,
en el sofá y en tu universo
de estrella fugaz,
y he dejado toda la tristeza en la puerta.


Elvira Sastre

(http://bleuparapluie.blogspot.com/2014/11/estrella-fugaz.html)

Poema de cuando estudio matemáticas bellas

Poema de cuando estudio matemáticas bellas

Aquí hay que piar
porque esto es una gran tormenta.
El cielo negro en marzo es una tarde
de domingo tan vivo y chocolate en casa.
Nuestra suma da esos resultados
y digo que el operador es
neutro, enamorado del verso
que no romperá sus plumas.
Pero si el resultado llega a cinco
le restarás cinco y dirás que la resta
es lo que queda. Y sigue.
O comprueba si ha aparecido un amor,
una mancha que sea tu propio inverso,
soledad.


Pureza Canelo (1946, Cáceres, España), Cuatro poéticas, Ed. Pre-Textos, 2011

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