El río no medita su cauce

El río no medita su cauce

Va la corriente al encuentro de su desembocadura,
nadie puede apagar su voz cuando se aleja.
Los labios dicen al viento en su cascada
que algún enigma a veces se desnuda en tus poros,
pero la ausencia no quiere
descifrar su emblema en un solo abrazo.

Aún escribo tu nombre con prisa
en las paredes del sueño,
y aunque la lluvia se empeñe otra vez en borrarlo,
queda el poso que el tiempo
no ha visto entre las grietas.

El fuego no piensa en la ceniza.
El camino no sabe del viajero.
La noche desconoce que siempre huye del día.
La distancia no pregunta dónde está el horizonte.

Amalia Iglesias (1962, Palencia, España), Dados y dudas, Ed. Pre-Textos, 1996

Tiempo de mar

Tiempo de mar 

El mar me pertenece
lo hago pasar entero
entre mis manos ávidas.
Lo acaricio le doy
la única mirada
sencilla que me queda
la que aún no han manchado
ni el miedo ni la muerte.

Mar limpio entre mis dedos
goteando esperanzas
porque sostiene aún
un velamen con brisa.

Mar de todos los mares
hoy contemplo en su espuma
otros mares antiguos:
aquel de mi primer
contacto con las playas
y el de aquellas lecturas
codiciosas e incómodas
bajo algún tamarindo.
y aquel otro del trópico
sin huellas de turistas
con esa pulpa tierna
que ofrece el cocotero.
Quiero olvidar aquí
lo que sucedió anoche.
el mar no tiene culpa.
Es dócil, mío, puro,
es un lebrel que lame
mis plantas mansamente.

Ernestina de Champourcín (Vitoria, 1905 – Madrid, 1999) Primer exilio, Ed. Rialp, 1978)

Trance de la lluvia

Trance de la lluvia

Es la lluvia, hijo mío ꟷy un lejano relámpagoꟷ,
lo que hace cimbrearse las cumbreras del techo.

Se arrebujan los juncos en la débil orilla
mientras el agua acrece el caudal del arroyo.

Pero sigue en tu sueño. Porque lleva mi nombre,
tu barco de papel salvaré del naufragio.

Mª Victoria Atencia (1931, Málaga, España); Trances de Nuestra Señora (1986). Extraído de Una luz imprevista. Poesía completa; Ed. Cátedra, 2021.

Lluvia

Lluvia
Enero de 1919 (Granada)

La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de somnolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.

Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.

La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.

Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!

¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.

El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentágrama sin clave.

Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.

¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
Que pones en el alma dormida del paisaje!

Federico García Lorca (1898-1936, Granada, España); Libro de poemas (1921); Recogido en  Federico García Lorca – Poesía completa, Ed. Galaxia Gutenberg, 2011.

Se puede escuchar el poema recitado por Joan Mora

Más razones para la escritura

Más razones para la escritura

Qué inmensa la tristeza de un cuerpo que has amado,
qué abandono tan cruel su peso entre las sábanas
señalando inequívoco las ausencias futuras:
la muerte, el desamor, la enfermedad, el tiempo.
Perfecto en su belleza de un instante. Inasible.
No hay modo
de retenerlo así. Ni las palabras
podrían suspender esa condena
de la fugacidad: escribe y calla.
Que un verso lo sostenga en el vacío,
que milagrosamente se eternice
cuanto vas a perder.
No es suficiente
que hayas amado mucho y hasta el fondo.
Antes de que la luz se apague, escribe.
Escribe, escribe, simplemente escribe.

Josefa Parra (1965, Cádiz, España); La hora azul, Ed. Visor, 2007. Extraído de (TRAS)LÚCIDAS. Poesía escrita por mujeres (1980-2016), Bartleby Editores, 2016

Un caballo joven

Un caballo joven

Nunca he llegado a entender en qué
mundo vivo.
Cabalgaba sobre un caballo tan joven y feliz
como yo
Y al galope sentía su corazón batir
Contra mis piernas
Y el mío, latiendo incansable en el galope,
Todo lo atravesaba, sin que yo advirtiera
Que mi montura descansaba
Sobre el esqueleto de un caballo
Haciéndose pedazos en segundos
Mientras yo seguía cabalgando;
Sobre un joven caballo de aire
En un siglo que ya no era el mío.

Ana Blandiana (1942, Rumanía); El sol del más allá y El reflujo de los sentidos, Ed. Pre-Textos, 2016

Escribir antiguo

Escribir antiguo

“Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.”
Miguel Hernández

para juan jesús  a quien tanto estimo.

No hace mucho ese amigo
me reconvino y dijo:
javi escribes antiguo…
antiguos son los pueblos que vacían
antiguos son los golpes, las torturas
antiguos son los polis de gris claro
antiguos son tricornios camineros
antiguas son las noches de inquietud
antiguas son las tardes asustadas
           ansiando primaveras.
Dijo: escribes antiguo…

antiguas son las luchas por salario
antiguas son pensiones miserables
antiguos son dolores y esperanzas
antiguos son esclavos proletarios
antiguos son patronos cicateros
antiguos son zapatos de charol
                  sobre el sudor obrero.
Dijo: escribes antiguo…

antiguas son mujeres maltratadas
antiguos son los hombres asesinos
antiguas son las luchas pandilleras
antiguos son los cuchillos en la mano
antiguos son los robos en las calles
antiguas son familias desahuciadas
                          en la vejez del tiempo.
Dijo: escribes antiguo…

 antiguas son las guerras en las tierras
antiguas son batallas entre hermanos
antiguas son medidas extremadas
antiguas son promesas que se olvidan
antiguos son gobiernos asesinos
antiguos son mezquinos poderosos
                          que utilizan sus látigos
                          para acallar conciencias.
Dijo: escribes antiguo…

antiguas son las muertes Mare Nostrum
antiguos son sepulcros clandestinos
antiguas son las fosas no exhumadas
antiguos son los desaparecidos
antiguas son las niñas violentadas
antiguos son mercados de personas
                           que caen en el olvido.
Dijo: escribes antiguo…

antiguas son verdades ocultadas
antiguas son las épocas pasadas
antiguas son las armas de combate
antiguas son heridas no cerradas
antiguas son mentiras engañosas
antiguas son las voces que se ocultan
    por no dar pie a públicas
  venganzas oficiales.
Dijo: escribes antiguo…

antigua es la endogamia y el desprecio
antigua es la historia no escrita.
y… sí; amigo, escribo muy antiguo
antiguo, también es,
el tiempo en que vivimos.

Javier Arnaiz (1954, Logroño, España),  Abrazo partido; Ed. Amargord, 2021

Espejo

Espejo

Salgo de la ducha.
Estoy tentada de tomarme una fotografía
delante del espejo.
Casi todos los días
resisto la tentación de retratarme.
Retratarme para mí.
Decirme quién soy, qué forma tengo.
Qué me cuentan los brazos, el vello,
la musculatura, todo el esqueleto.
Dónde me guardo. Dónde lo bello.
Dónde el error que despierta las ganas.
Qué haría si me tuviese delante
y fuese el otro.
Mentalmente el espejo, mi contorno
descifrando la espalda.
Lo que más delata la desnudez
son los ojos que cuentan el desamparo.
Hago click.

Olivia Martínez Giménez de León (1980, Alicante, España); El animal y la urbe, Ed.Torremozas, 2016

La mariposa blanca

La mariposa blanca

En el velador de la residencia,
la mariposa blanca
y los cabellos blancos de mi abuela.

Mi abuela.

Con sus 91 años recién cumplidos,
apoyada en su bastón,
se queja porque esto está lleno de viejos
con bastón.

Y se mira los ríos de las manos
y no le teme al mar.

¿Quién se ha posado sobre quién?

Martha Asunción Alonso (1986, Madrid, España), Balkánica, Ed. Torremozas, 2018 (Premio Carmen Conde de Poesía Joven 2018). Además, su poesía ha recibido los siguientes premios: el Premio de Poesía Joven RNE (2015), el Adonáis (2012) y el Nacional de Poesía Joven (otorgado por el Ministerio de Cultura, 2011).