No habrá reposo para el fatigado
el muerto
el afligido. Para el que respiraba y no sabía
qué era respirar
pero quiso saberlo hasta la asfixia.
No hubo tampoco meta ni destino

Así pues
ya descansa. Mira la tarde y deja que la tarde
haga
lo que tenga que hacer.

Llegar era el camino.

Ada Salas (1965, Cáceres, España), Lugar de la derrota, Ed. Hiperión, 1997