Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

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Canción

Canción

Nunca fue tan hermosa la mentira
como en tu boca, en medio
de pequeñas verdades banales
que eran todo
tu mundo que yo amaba,
mentira desprendida
sin afanes, cayendo
como lluvia
sobre la oscura tierra desolada.
Nunca tan dulce fue la mentirosa
palabra enamorada apenas dicha,
ni tan altos los sueños
ni tan fiero
el fuego esplendoroso que sembrara.
Nunca, tampoco,
tanto dolor se amotinó de golpe,
ni tan herida estuvo la esperanza.

Piedad Bonnett (1951, Colombia); De círculo y ceniza, Ediciones Uniandes, 1989

Fue al alba

Fue al alba…

Fue al alba,
perdona por la hora.
Tus párpados del sueño callaban
debajo de mi almohada
y al irrumpir la luz primera
se dibujó en el blanco
tu entrecejo fruncido
y tu voz murmuró unas palabras.
En el candil
dejaste un gesto de fatiga
y luego
tu mirada me llamó
desde las rosas.
Corrí a abrazarlas
y me senté a la mesa
y en el papel vacío
seguí los trazos
que tu mano deslizaba.
Desenredó del miedo
el oculto sentido,
del miedo a ya no ser para ser con,
del miedo a no saber
si uno podrá abarcar esa divina mutación
de ser en uno dos,
siendo arrancado
y arrancando así al otro de la muerte.
Y en la página
tomó vivo sentido
la palabra resurrección.

Clara Janés (1940, Barcelona); Antología personal (1959-1979), Ed. Rialp, 1979

Promesas que cumplir

Promesas que cumplir

Nací en el sur de Europa, donde todos los pueblos se quedaron.
Soy hija del camino, el azar y la distancia.
Amo el decir callado de los que piensan hondo
y el tintineo feliz de quienes sueñan.
En cada surco encuentro una nueva llanura
en cada madrugada semillas del crepúsculo.

Defiendo la memoria como la patria íntima
el único dominio con vino de justicia.
Reniego del rugido de expertos bien pagados
al servicio de réditos que nunca son el nuestro.
No tengo fe en la cháchara de este tiempo de máscaras
me ocasiona urticaria la versión oficial.

Soy partidaria
del fuego que consume, pero también calienta.
He aprendido que todo en la vida tiene un precio
con dinero se paga el de la bisutería.
Me gustan las palabras cansadas del camino
ésas que a vida o muerte se empeñan en decir.

¿Soy épica o hermética?
¿Versicular o clara?
¿2.0 o mística?
Quién sabe. Nadie es buen sastre propio.
Escribo porque intuyo que mi ambición mayor
es volver a nacer.

A veces me he atrevido a asomarme a la sima
la oscura, la lejana, la misteriosa: yo
y ha llenado mi ánimo una certeza insólita
yo no existo –es verdad– pero el tiempo tampoco
sólo es ausencia limpia en un cielo de arena
indiferente a mí que día a día se ilumina.

Allí quiero que mires cuando yo ya esté lejos
para gritar con fuerza todo vuelve a empezar.

Raquel Lanseros (1973, Cádiz, España); Matria, Ed. Visor, 2018

La palabra infinito

La palabra infinito

La palabra infinito es infinita,
la palabra misterio es misteriosa.
Ambas son infinitas, misteriosas.
Sílaba a sílaba intentas convocarlas
sin que una luz anuncie su dominio,
una sombra señale a qué distancia de ellas
está la opacidad en que te mueves.
Van a algún punto del resplandor y anidan,
cuando las dejas libres en el aire,
esperando que un ala inexplicable
te lleve hasta su vuelo.

¿Es más que su sabor el gusto de la vida?

Ida Vitale, de Procura de lo imposible, 1998

Nombres borrados

Nombres borrados

La mente no es un lápiz para tomar apuntes,
es una goma de borrar.
(Marko Vesovič)

Mi padre fue perdiendo poco a poco el lenguaje.
Y empezó por los nombres. Lo primero
que olvidó su cerebro no fueron los adverbios
ni los pronombres ni los adjetivos,
como uno estaría tentado de creer,
ni las motas de polvo de las preposiciones,
sino los sustantivos.
La manzana dejó de ser manzana,
el vaso pasó a ser eso,
y quienes se acercaban dejaban de llamarse.
La muerte comenzó su labor minuciosa
robándole los nombres,
borrándolos, poniendo
en su lugar un esto o un aquello,
un dame, un balbuceo, un gesto de la mano.
Lo último que se pierde son los verbos,
los verbos que se mueven en la sangre
como si fuesen peces
hasta que acaba el mundo,
hasta que ya no puede el cuerpo con su alma.
Los adjetivos son afectuosos,
visten de amor lo que miran
y por eso perviven.
Pero los nombres se esfuman.
Y la sustancia de los sustantivos
es agua de borrajas, niebla, torres de humo.
La manzana deja de ser manzana.
Yo dejo de llamarme
La palabra dolor no significa nada.

Juan Vicente Piqueras (1960, Valencia, España); Qué hago yo aquí (Poemas, 1999-2017); Ed. Renacimiento, 2019

Escritura

Escritura

Renglones que rebosan espuma
y ahuyentan los abantos,
oraciones que humedecen las manos
y dejan la piel áspera, traspasada de signos,
rumores que ocultan la evidencia
y obligan a indagar el sentido profundo
aprisionado bajo el agua,
hipérboles saltando
en torno de los barcos que se atreven
a mellar su estructura,
multitudes que luchan y procrean
en el lecho gigante
y en desigual batalla contra el frío
blanden tiernas escamas.
Lejos, algún náufrago
se resiste a morir.
¿Quién puede descifrar, entre tantos borrones,
la escritura del mar?

Carmen Plaza, (Burgos, España);  Escuela elemental, Ed. Comte d´Aure, 2007

Secuencia

Secuencia

…Y si la verdadera patria del hombre es el idioma: las pausas, las curvas, sus ritmos informales, habré de callarme para recomenzar, frotarme las manos hasta que desaparezcan las huellas dactilares y en la explanada abierta de la palma poder sembrar carteles, opúsculos, las cadencias de mi sintaxis o la precocidad de un niño que, consciente de ser niño, muestra sus venas rotundas hacia el aire.

Marta Agudo (1971, Madrid, España); 28010, Ed. Calambur, 2011. Extraído de Sombras di-versas. Diecisiete poetas españolas actuales (1970-1991), Ed. Vaso Roto, 2017

Te oigo

Te oigo:
como si lloviera pesadumbre
dentro de mi pensamiento.
Te cito:
en la balaustrada de la angustia
prendida
en la hora incierta del vértigo.
Un azul:
rompe
los barrotes de mi prisión
Incógnita abierta
en la maraña de tu pensamiento.
Inconsciente, te intuyo
te oigo
y en el azul te cito

Candy Cano de la Torre (Valladolid, España), Voces nuevas (XXVI selección), Ed. Torremozas, 2013

Confidencias

Confidencias

Incapaz de elegir un pétalo de la rosa,
mi forma de ser me incita
a recorrer todo el tallo
investigar qué hay detrás de cada espina.
Soy de dos maneras como mínimo
no puedo expresarme con una tendencia,
rozo el compromiso, bendigo la aventura
y si me atrapa el amor
en sus redes desnuda, me implico.
Venero al sol tanto como a la luna
y aplaudo al silencio lo mismo que al grito.
Me alimento de la lentitud como de la prisa
y me apoyo en los libros
igual que en el brazo de una amiga.

Gloria Bosch (1959, Barcelona, España);  Una llamada tuya bastará para sanarme, Ediciones Carena, 2003.

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