Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

septiembre2023 (Página 1 de 5)

Anecdotario

Anecdotario

Tengo muy pocas cosas claras
pero una de esas pocas cosas
es que sin la música yo habría sido otra,
y esa otra habría sido peor.
Todo cuanto recuerdo
está relacionado con la música
desde mi padre que siempre cantaba
mi madre que siempre cantaba
(hasta que dejó de cantar durante mucho tiempo)
mis tías mis tíos mi abuela.
En casa todos cantaban
y después del desastre
pasado un tiempo todos volvieron a cantar.
Mi madre y la abuela
de manera distinta como con sordina
pero los tíos y las tías
como siempre.
Y nosotras con ellos.
Veo a mi abuelo en 1934
oyendo tangos de Gardel junto a mi padre.
En 1939 los tíos en Barcelona cantaban
«Junto al Puente de la Peña una tarde la encontré».
¡Qué bonita era Barcelona!
Y qué alegre estaba mi padre
mientras cantaba «No era calle que era un río».
Fui al Ateneo en 1958 para oír a un poeta joven
que leyó un poema titulado
«Largo para clavecín solo».
Me gustó el poema y me gustó el poeta. Me enamoré.
Nació mi hija en 1965:
el poeta argentino José Alberto Santiago
la dormía cantándole vidalitas.
Y la voz arrolladora del cantor Jaime Dávalos
también argentino la despertaba.
Mis hermanas y yo vivíamos para la música
y gracias a la música creíamos en el futuro.
Llegó el amor y con él llegó el flamenco.
Llegó mi hija y con ella llegó Keit Jarret
y llegó también la alegría y la felicidad.
Todo estaba bien.
El mundo tenía sentido.
¿Cómo hubiera sido ese mundo nuestro sin la música?
¿Cómo habría sido sin oír a mi niña cantando:
«Pasaba por aquí…»

Francisca Aguirre (1930- 2019, Alicante, España); Historia de una anatomía, Ed. Hiperión, 2010

Mi trabajo consiste

Mi trabajo consiste
en asesinar la luna,
por eso me pagan.
Hago pentagramas
con expedientes
amarillos
y pompas
de jabón.
La administración pública
está llena de silencios
que entierro en mis pies
y a veces
(sin querer)
me traigo a casa.
Me he sentado
en el despacho vacío
y querría crear
algo más
que decretos
y metáforas.
Ahora cocino mi piel
con ajitos frescos,
a nadie le importa
lo que llevo dentro.
Levanto las cejas
y a veces sueño.
No tengo dibujos
ni apellido
ni dinero.
Tengo una cuerda floja
donde mezclo mis besos.


Noemí Trujillo (1976, Barcelona, España); Lejos de Valparaíso, Ed. Sial, 2009

Sólo lo que hagas y digas

Sólo lo que hagas y digas


Sólo lo que hagas y digas
eres, incierto lo que piensas, invisible
lo que sientes dentro de ti.
¿Qué significa
dentro de ti? Nada eres si, como dicen,
no es intersubjetivamente comprobado
(al menos comprobable). Juan de la Cruz no es
más que unos poemas, Emily
Dickinson, Edgar Allan Poe, sólo palabras.
¿Qué significa
intersubjetivamente? ¿Cuántos sujetos
hacen falta? ¿Cuántos que digan
a la vez: Juan de la Cruz, Emily
Dickinson, Edgar Allan Poe son cimas
de la vida humana, cimas
de la miseria humana en este hermoso
mundo?

Olvida García Valdés (1950, España), Caza nocturna, Ed. Ave del paraíso,  1997

La otra música

La otra música

¿Qué música te cantan?
¿Por qué te cantan esa música?
¿Y para qué la escuchas
como si te trajese algún mensaje
y no silencios desarticulados,
timbales de distancia,
calderones de llanto oscuro?
Esa música suena a guerra macilenta,
a deserción en campo de batalla,
a despojo que corre
contagiando desdicha.
No creas esa música,
no la dejes medrar,
ocúltale tu corazón,
cállalo a tientas.
Cúbrete de esa música de espanto o te destrozará.

Francisca Aguirre (1930-2019, Alicante, España); La otra música, Ediciones de Cultura Hispánica, 1978. Extraído de Detrás de los espejos (Antología 1973-2010), Ed. Bartleby Editores, 2013

Internet

Internet


A mi hijo Camilo

El tiempo que antes me entregaba su cuerpo extenso
de horas vividas a merced de la propia imaginación,
se ha trocado en este siglo en un bazar que exhibe
la abundancia de la más rica y accesible inteligencia.
Tentaciones y milagros se apilan ahora alegres y apetitosas a
todo lo largo del camino que conduce a la página-pantalla en blanco.
Las palabras que solían obedecerme
salir de mí y ordenarse al llegar a su destino
hoy se encabritan empujan dan tirones
para que desista del arduo trabajo de inventarme un mundo a mi medida
y compre o abrace o toque o sienta o escuche o piense
en mil y una alternas visiones situaciones revelaciones
complejas y seductores vibraciones
filamentos y transmisiones que otros cerebros
emiten sobre mi mesa de trabajo.

Cantos de sirenas me invitan a despeñarme por laberintos sin fin
por la Babel-biblioteca de Borges con su olor a páginas aromáticas donde
ya sin papel los colores deslumbres o torvas pasiones del mundo
se desvisten bailan la danza de los siete velos de windows o apple
y la manzana de oro rueda repartiéndose entre diosas y plebeyos
promiscua y generosa.

Mis poros, mis ojos y yo, siempre volubles a las tentaciones
hemos bajado al País de las Maravillas,
al país de la abundancia de la imaginación
sin discriminaciones.
Nos ha atrapado el desenfreno del espectáculo ajeno
El laberinto sinuoso gelatinoso informe peligroso.
Las sirenas y sirenos con sus hermosas colas brillantes.
Y aquí estamos gritando implorando
el freno que nos impida dilapidar fortuna y creación.

¡Ah, Ulises que me fuera dado el mundo
donde la cera y el mástil me salvaran!
Si vivieras hoy ¡jamás habrías vuelto a Ítaca!

Gioconda Belli (1948, Nicaragua); Paraíso. Revista de Poesía, nº 13, Edita la Diputación de Jaén y la Universidad de Jaén, 2013

Alquimistas del alma

Alquimistas del alma


Los matemáticos explican cómo y por qué
se crean ondas concéntricas al lanzar una piedra al agua;
los científicos crean máquinas para lanzar esa piedra
o modifican el agua porque no quieren ondas sino cuadrados;
los novelistas lo escriben y describen;
los curas rezan que ya lo había escrito Dios en alguna parte;
los soldados lo atacan o acatan;
los periodistas lo investigan;
el público aplaude o insulta;
los empresarios vallan el río y rompen la montaña;
los jóvenes escupen al agua o reciclan la piedra.
Y sólo el poeta se pregunta qué sentirá el agua y qué sentirá la piedra.

Alberto Pérez Ruiz (1980, Burgos, España); Poesía en el camino. Antología poética (2011-2014). Olmillos de Sasamón (Burgos), Editado por la Institución Fernán González, 2015

Lágrimas en la lluvia

Lágrimas en la lluvia

¿Detrás de qué torcida curva del camino
se perdieron los días azules?
En este tiempo de lluvia y huracanes
el sol de la infancia

.
He despertado he vivido el día
y el agua sigue cayendo terca sobre la casa.
Uno ama la lluvia y recuerda cuando ella venía
con sus pequeñas manos a pintar el verde tras el verano
ahora en cambio se queda como huésped indeseable
se emborracha de sí misma y nos agrede a manotazos.

Ya no hay quien silencie
la estrepitosa rebelión del paisaje bucólico
el fin de los días azules
el sol relegado
a la memoria de la infancia.

Gioconda Belli (1948, Nicaragua); Estos días azules y este sol de la infancia. Poemas para Antonio Machado, Ed. Visor, 2018.

Minutero

Minutero

Parte de mi rutina
en las mañanas
es sentarme
en un taburete

para arrancar
con las manos
una hierba
que cunde
y no se acaba.

Es mala
y sin embargo

distrae del minutero.

En esas ando. Nada
que tenga sentido
ni más allá,
la menor trascendencia.

Yolanda Pantin (1954, Venezuela); Lo que hace el tiempo, Ed. Visor, 2017 (XVII Premio Casa de América de Poesía Americana)

Tristesse

Tristesse

J’ai perdu ma force et ma vie,
Et mes amis et ma gaieté;
J’ai perdu jusqu’à la fierté
Qui faisait croire à mon génie.

Quand j’ai connu la Vérité,
J’ai cru que c’était une amie;
Quand je l’ai comprise et sentie,
J’en étais déjà dégoûté.

Et pourtant elle est éternelle,
Et ceux qui se sont passés d’elle
Ici-bas ont tout ignoré.

Dieu parle, il faut qu’on lui réponde.
Le seul bien qui me reste au monde
Est d’avoir quelquefois pleuré.

Tristeza

He perdido mi fuerza y mi vida,
Y mis amigos y mi alegría;
He perdido hasta el orgullo
Que hacía creer en mi genio.

Cuando conocí la Verdad,
Creí que era una amiga;
Cuando la he comprendido y sentido,
Ya estaba asqueado de ella.

Y sin embargo ella es eterna,
Y aquellos que se han despreocupado de ella
En este bajo mundo lo han ignorado todo.

Dios habla, es necesario que se le responda.
El único bien que me queda en el mundo
Es haber llorado algunas veces.

Alfred de Musset (1810- 1857, Francia) Antología de la poesía romántica francesa; Traducción de Evelio Miñano; Ed. Cátedra, 2000.

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